miércoles, 2 de diciembre de 2015

Primeros pasos

El otro día describí un poco cómo fueron los pasos hasta que me detectaron la intolerancia así que hoy voy a contar cómo fueron las cosas tras el diagnóstico. 
Estoy en esa primera fase de "Eliminación total de la fructosa" de mi organismo, y esto es un poco lioso. ¡Jamás pensé que tantas cosas contuvieran este azúcar!
Cuando se lo cuentas a alguien, la pregunta siempre es la misma, -¿y eso qué significa? ¿que no puedes comer fruta?- Sí, significa eso entre otras muchas cosas.
Para empezar, voy a dejar los documentos de los que me he valido para saber qué alimentos comer y cuáles no.
Estos documentos están bastante bien, muy completos, y en esta primera fase básicamente consiste en quitar de la alimentación todo tipo de frutas, verduras, hortalizas, legumbres y cualquier producto que contenga azúcar.

Además, hay que tener especial cuidado con los edulcorantes que echar a los productos para sustituir el azúcar. Tenemos que evitar los siguientes:

  • E420: sorbitol
  • E473, E474 y E491-E495
  • E953: isomalt
Existen básicamente dos nuevas reglas en el día a día:
- En el supermercado, leed todos los ingredientes de los productos que escojas. TODOS. ¡Yo desconocía que el bacon o el pavo llevan azúcar!
- Cuando comes fuera, preguntad. Preguntad e insistid. ¿Y este plato qué ingredientes tiene? ¿Seguro que no lleva ajo? ¿Ni cebolla? ¿No lleva nada más? Estas van a ser las preguntas que más repetiréis. No os sintáis culpables, ni que sois una molestia, ¡preguntad!
Yo he tenido la suerte de tener una amiga nutricionista que me está ayudando cuando tengo alguna duda, así que para eso está un poco este blog, para ayudar y resolver las dudas que podamos ir teniendo a través de las experiencias de los demás.
Llevo un mes con la "desintoxicación de fructosa" y, aunque la mayoría de los días estoy bien, sin dolores, sin hinchazón, un día, de repente, algo me sienta mal. Muchas veces no identifico qué es, así que por recomendación de mi amiga, tengo una libreta donde voy escribiendo cada día lo que como. Esto os servirá para ir estableciendo unas pautas de qué es lo que no os sienta bien.

En general, estoy mejor, mucho mejor. Echo de menos algunas cosas, como comer una mandarina o la tortilla de patata, pero merece la pena porque, en mi día a día, puedo volver a disfrutar de la comida.

martes, 24 de noviembre de 2015

Así empezó todo

He estado dando vueltas a la posibilidad de escribir un blog sobre la intolerancia a la fructosa desde que me la detectaron hace algo más de un mes. Realmente ha sido bastante difícil encontrar información sobre las experiencias de otras personas con este tipo de intolerancia y, por ello, al final me he decidido. 
Todo empezó hace dos años, de vez en cuando me encontraba mal de la barriga (dolor abdominal, diarrea, hinchazón, gases), pasaba un día horrible y al siguiente como si nada. Poco a poco, la frecuencia se incrementó hasta que fue prácticamente a diario. Lo más incómodo era la sensación de estar siempre hinchada, me sentía como un globo a punto de estallar. Además, después de cada comida sentía el estómago pesado, como cuando te das un buen atracón y cuesta hacer la digestión, y la mayoría de las veces sentía también dolor. 
Decidí ir al médico el año pasado, lo achacaron a nerviosismo (por aquel entonces acababa de terminar la carrera y estaba haciendo entrevistas de trabajo) pero decidieron realizarme una analítica, por si acaso. El resultado fue que no salió nada anómalo. Poco tiempo después me tuve que mudar (sí, encontré trabajo :)) y aquí, en Madrid, decidieron empezar a realizar pruebas para descartar intolerancias. Eran por la Seguridad Social, así que entre prueba y vista médica pasaba cierto tiempo. Descartaron virus, celiaquía e intolerancia a la lactosa. Me recetaron medicamentos, protectores, ayudas a la digestión y probióticos, pero nada funcionaba. Finalmente, intentaron una última cosa antes de realizarme una gastroscopia. Test de intolerancia a la fructosa (con el test de hidrógeno en el aliento), algo totalmente desconocido para mí. Y salió que sí, que era intolerante. 
¿Y esto qué significa? Pues, explicado de manera sencilla, que mi cuerpo no digiere bien este azúcar y eso me provoca problemas digestivos. 
La enfermera, muy amable, me dio un par de folios con todos los alimentos que me estaba recomendado, o no, tomar. Me quedé un poco en shock. - ¡Con lo que me gusta a mí la fruta! - fue lo primero que pensé. Cuando leí las recomendaciones me di cuenta de que aquello era mucho más que fruta. Esperé hasta la visita del médico la semana siguiente, y éste me indicó que debía eliminar completamente la fructosa de mi dieta, durante varias semanas, para poder confirmar que existe sólo ese problema. 
En ese periodo estoy, en la eliminación total de la fructosa de mi dieta. Sólo puedo decir, ¡qué cambio! Estoy muy contenta, he vuelto a sentir nuevamente lo que es cerrar el botón de un pantalón y no pensar, ¡dios mío, voy a explotar!